sábado, 27 de agosto de 2011

Paddock

Noches como esta son las que justifican tantas horas encerrados en un local  sin ventanas y aire acondicionado. Noches como esta son las que justifican tantas horas en vela esperando su regreso. Noches como esta en el Bar Paddock de Pontevedra son las que nos hacen creer que la música puede curar.

Tal vez exagere un poco. Noto como corre por mis venas y le susurro que se lo tome con calma. No hay necesidad de purgarse tan pronto. Hablo de la sensación que te queda en el cuerpo tras haber disfrutado de un concierto intenso en el que por fin, nos hemos descubierto.

Caras sonrientes. Este es el resumen tras el último acorde. Nos entrechocamos las manos...palmadas en la espalda y más sonrisas. Musicalmente puede que no haya sido como los anteriores pero hoy pusimos energia, empeño...hoy nos tomamos en serio nuestro papel sobre el escenario y como el dedo en el ojo de Vilanova, nos hemos marcado el camino.

Gritamos, saltamos (algunos torpemente sobre los pedales apagándolo todo pero...las tablas nos sacaron del apuro), nos empujamos, bailoteamos con la guitarra o el bajo. La estreché contra mi, fuerte, y sentí como vibraba. Esa es la magia de la música. Nos hace viajar hacia otro estado anímico dónde todo, todo es posible. Dónde todo parece tener cura.

La gente del Paddock se portó realmente bien. A todos y a cada uno de ellos gracias. Nos habéis hecho sentir muy cómodos a pesar de tocar ante tantísima gente desconocida. Poco a poco se fueron aproximándo a nosotros pidiendo más. Eso es lo mejor...verles sonreir, mover la cabeza al son del algún riff...Podría estar tocando una hora más...pero de momento, nuestro repertorio sólo dá para lo que dá. Dos horas. ;)

El viaje de regreso ha sido duro. Acabamos cansados Bruno y yo. Eso no quita que nos hubiéramos ido a tomar algo para celebrarlo. Monotemas. Lo merecemos. Fuimos recordando momentos. Noche casi redonda. No quiero que termine pero entro en ese lugar dónde todo lo posible se vuelve cotidianidad.
En el coche la radio dice que añora la normalidad de la tristeza. Sonrio. Esta noche no hay lugar para ello. Tendrá que esperar.

El próximo viernes 2 de Septiembre repetimos espectáculo en La Iguana. Creo que va a ser una buena noche de rock, amigos y todo lo demás. Pero no hay tiempo para descansar. Mañana comenzamos la grabación de la maqueta.

Al igual que la radio diré que echaré de menos la normalidad de estas noches aunque tenga memoria de pez.


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