viernes, 5 de agosto de 2011

Playmovil


Me pregunto en noches como hoy donde metí mi miedo. En que momento del sueño me extirparon el estómago maloliente. Hecho de menos la tensión previa a un concierto...todo ello ha sido sustituido por un estado prostituído de indiferencia, sabedor de que todo va a salir bien. Exceso de confianza u optimismo irracional, sea lo que sea, que vuelva el miedo a mis dedos.

Cuando montas un grupo solo a acompañado todo está tocado por la varita de la ilusión. Todo parece flotar en una neblina de lo posible. Sonries y tiras hacia delante, siempre hacia delante.
Cuando montas un grupo solo o acompañado como hicimos hará cosa de 2 años Iván y yo, nos dejamos una parte de nosotros en él. La ilusión del niño.

Tal vez no lo entiendas pero ese pedacito de ti que has invertido como si de una empresa se tratara, a fondo perdido, no lo recuperas nunca pues con el tiempo la contaminación humana hace acto de aparición y son otras las metas. Sobrevivir en un grupo con un grupo es complicado. No hablo de éxito, eso se lo dejo para los Vetustos. El éxito que siempre hemos buscado por lo menos yo ha sido el transmitir emociones, el hacerte partícipe de ellas. Abrir las puertas a quien quiera traspasarlas a ese pequeño mundo y si podemos hacerte partícipe de ello me sentiré bien por un día.

Lo tengo dicho en más de una ocasión. Prefiero el momento de creación de un tema a su posterior ejecución y repetición sin parar. Es como estar hablando del gol de Iniesta todos los sábados. Llega un momento que aburre. No busqueis comparaciones, no las hay. Sencillamente hablo del proceso de creación por encima de la ejecución. Esto me aburre cada vez más. Me aburre todo lo que le rodea. Me aburre tanto que necesito parar por que mi cabeza no está centrada en este acto y empieza a vagar peligrosamente. Me siento una prostituta, o prostituto para no herir sensibilidades lingüísticas.

Cuando la ilusión empieza a parpadear como una bombilla moribunda es la señal de alarma. Poco a poco la quemazón se ha ido haciendo cada vez más grande. He dejado que me violentasen tantas palabras poco constructivas, tan mal pronunciadas, tan mal entonadas que no ayudaban al proceso creativo en absoluto sino al canino más bien.

Sin embargo, a pesar de todo esto, necesito mi dosis. Necesito gritaros, necesito expulsarme de mi cuerpo ahora extraño. Vaciarme sin miedo a los direces...olvidarme de las normas sociales y expresar con respeto que lo siento, que me siento, que te siento y esa droga tirará de mi mañana una vez más hacia el infierno del directo que provocaremos porque puede ser nuestro último polvo, nuestra última cena o tal vez no. Por ello intentaré, intentaremos que salgais contentos de nuestro espectáculo y si no es asi...perdonadnos pero tocamos para no hacernos daño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario