jueves, 12 de marzo de 2015

Capitán Kirk llamando a Spok

Fueron muchos los momentos previos a un concierto y seguirán siendo más espero. Esos momentos en los que cargas la furgo, te mueves horas y horas por carretera hasta llegar al local donde esa noche actuarás. En ocasiones te olvidas de cds para el camino y tienes que poner la radio en los que apenas hay nada interesante ya.

Llegas a tal ciudad, buscas el local, te metes por dirección prohibida por ser zona peatonal para residentes y rezas para no encontrarte con la policía. Explícale tú con los tiempos que corren que solo es para descargar el material del concierto. Prefiero no correr esa suerte. Lo normal es que lo comprendan. Lo normal es tan raro hoy en día.

Montas, hablas con el técnico, y empiezas la prueba de sonido. Habrá quienes se lo toman poco en serio. Un error. Cuanto más tocamos más necesitamos sentirnos cómodos dentro del escenario. Antes, cuando éramos menos viejos tirábamos para delante, todo valía. Ahora ya no.

Y aquí es donde entra la figura del técnico. Los hemos conocido de todo tipo y pasta. En la mayoría de los casos muy buenos profesionales, que se lo curran y encima tienen un trato estupendo. Se les nota curtidos en mil batallas.

Sin embargo, si tienes la desgracia de encontrarte con alguno que “pasa un poco de todo”, va a lo fácil o mejor dicho, pasa olímpicamente de ti (los hay aunque sea raro) entonces prepárate. Puede que el público no lo note porque el sonido que saca para la sala está bien pero dentro del escenario es otro cantar. Desde psicofonías hasta monitores de atrezzo, volúmenes mutados y muteados existe un sinfín de problemas a los que te enfrentas. Para eso la prueba de sonido es clave. No te lo tomes a la ligera.




Tómatelo como te parezca pero no bajes del escenario hasta tener la seguridad de que el sonido de tu grupo es el que tiene que ser dentro de las posibilidades del escenario y el local. El técnico cobra por lo que está haciendo, poco es cierto, pero cobra. Tu grupo apenas tendrá para pagar la gasolina y la cena. Por eso exige, con educación y buen rollo siempre, calidad. (Vuelvo a repetir que dentro de las posibilidades del local y el equipo). Si te tomas 30 minutos pues 30 minutos, si es una hora pues una hora pero hazlo!!! Luego no te lamentes.

Si durante el concierto tienes problemas fruto de una mala prueba de sonido te jodes y tienes que loquear al personal para que te arreglen lo que antes por prisas o por dejadez no hiciste. Si durante el concierto tienes problemas fruto del directo y no de una mala prueba de sonido o un técnico dejado no te cortes. Durante el bolo puedes hacer señas y gestos para que el técnico si está atento (debería) vaya moviendo los mandos de la “Enterprise”. Si aún así nada, al terminar el tema saca unos segundos y habla con tu técnico, buscad la solución para que cuando vuelvan los acordes todo vaya sobre ruedas.




La gente paga para ver, escuchar y sentir. Es tu responsabilidad también no descuidar el sonido. El técnico en ese momento es un miembro más de la banda y por ello debes contar con él al 100%.

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