martes, 25 de junio de 2013

Si las cuerdas se rompen.





Supongo que será algo común. No somos especiales, aunque si te lo propones, seguro que tienes algo único que ofrecer. Hace años me hablaban de la mediocridad. No creo en ello salvo que en realidad te creas que no puedes ofrecer algo. Es cuestión de proponerlo. Si no lo propones, si te conformas, entonces, sí.

        Buenos días mediocre.

No quiero hablar de eso. Quiero hablar de lo común que es en un grupo las despedidas como antesala de una bienvenida. Suele ocurrir. Cuestión de convivencia.

A lo largo de la vida es una constante, no sólo en un grupo, sino en tu vida privada. Idas y venidas.

Nos ha tocado vivir nuevamente un periodo no grato os lo aseguro. La gente viene y se va, nos deja un poso que según el filtro que tengas, será positivo o negativo.

Yo, por definición general, padezco de “optimismo irracional”. Veo todo de manera positiva a pesar de haber degenerado mucho. He disfrutado mucho y de paso, aprendido algo.

La vida sigue al igual que un show. El final todavía está lejos. Un grupo debe en ocasiones pararse para escuchar el silencio que queda tras un acorde final. Ese momento ha llegado. Momento de poner orden.

Existen muchos caminos. Nosotros elegimos tal vez el más largo y doloroso. No hay vencedores y sí vencidos. Estas despedidas se suelen llevar algo de uno. Un “si quizá…”, pero como decía antes, nos abrimos a nuevos futuros, tal vez mejores o peores, dependerá de nosotros nuevamente.

Una segunda oportunidad de hacer las cosas mejor. Es cuestión de ceder un poco y buscar un punto de equilibrio, te guste o no.



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