miércoles, 3 de octubre de 2012

Neptuno

La tormenta no deja de castigarnos con su furia y vientos lastimeros. Los gritos son silenciados a golpe de palos y televisores embargados. Todos tienen razón...ladrones y expertos, expertos ladrones. Vivimos en un tiempo bipolar. No existe la verdad. De eso estoy seguro. Cada uno de nosotros tiene una versión obsoleta de si mismo, y aquellos afortunados que la actualizan, triunfan o son aniquilados. No interesa estar en uno de los lados. el lado ganador está prácticamente heredado. Los que quedamos en medio, bailamos al son de los vientos. Este es el tiempo que nos ha tocado vivir. Nos están quitando sin tapujos los placebos de los derechos sociales. Siempre nos han controlado, incluso en la hora de máxima libertad. Ahora, desnudos, volvemos a tomar la calle, tarde, demasiado tarde. Todos víctimas, nadie es culpable pero tú y yo, nos llaman responsables si callamos, irresponsables si gritamos. ¡Bastardos!. Me piden que me siente el último, al final del autobús, sin derecho a réplica. Somos ganado convertidos en papeletas cada equis años. Tanto tiempo empeñado, estudios...¿para?. Nos han estafado. Pendemos de un hilo que mañana recortarán también. Ya no somos ni siquiera gratos en nuestro entorno, "pigs" nos llaman. Ahora, nuevamente, la historia se repite, y muchos que tanto criticaban a los que se buscaban la vida escapando de sus hogares envueltos en miseria y guerras, ven sus sueños cortados por una "irresponsable" gestión de su porción de corrupción. Ahora, nuevamente nos toca comernos entre nosotros o escaparnos en tercera clase o bodegas, hacia otros lares donde podamos por lo menos, vivir. 

Nos quieren quitar hasta el derecho al pataleo. Nos llaman estúpidos y malos ciudadanos. Nos dicen que 4000 es lo mismo que 400.000. Olvidan las hemerotecas, queman los libros y las fotos de pasadas manifestaciones con "Papas" y sectarismo teledirigido, pero ellos lo llaman "ejercicio de democracia". Bastardos!. Echadle litio al agua y acabad con nosotros y esta eterna "conspiración". Cercenar con vuestras licencias educativas nuestro cerebro y con un babero, dadnos de comer mientras vomitamos respeto y obediencia. Nunca he vivido semejante acto de cinismo. Pasaron otros malos, corruptos, ineptos e ineficaces bastardos pero ninguno, ninguno repito, iguala vuestro abecedario. 

Gracias. Vuestra condena es la cadena que nos atará a este tiempo el resto de nuestra vida. No olvidaremos nada de lo que habéis hecho, y cuando envejecidos y apoltronados, presentéis vuestras memorias de honores y valentías, me presentaré ante vosotros, y quemaré cada ejemplar para darle al menos una oportunidad al futuro, de olvidaros.

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