jueves, 18 de octubre de 2012

Cualquier día puede ser bueno...

Citas inusuales. Cuando menos te lo esperas te la encuentras de frente sonriendo como siempre. No pasa el tiempo por ella. Sigue igual de espléndida y desafiante.

No importa el contexto, cualquier día puede ser bueno.

Ayer tuvimos una cita. A ciegas. Rodeados de unas pocas pero fieles almas nos dejamos seducir nuevamente.

La noche era fría, como siempre en su ausencia. Llovía. Los únicos perros que correteaban por las aceras empapadas, éramos nosotros mismos.

Nos abrieron las puertas pronto, sin tiempo a digerir  la cerveza negra que compartimos en un bar de la zona. Estábamos solos. Creo haberlo comentado antes. Solos. El silencio se rompio sin tiempo a las miradas cómplices. La guitarra de Bruno te gritó a la cara llamándote por tu nombre.

Poco a poco nuestras manos fueron cogiendo calor. Te tocaba. Cada uno lo hacía a su manera y te dejabas. Siempre te dejas y esta noche no ibas a ser menos.

Te levantamos un altar. Volvías a estar entre nosotros. Fue algo rápido, intenso, placentero. Sí, sé lo que estás pensando. Llámalo como quieras.

Cuando te subes a un escenario las sensaciones adoptan muchas máscaras. Somos dunner.

Nunca verás las cosas de la misma manera.

La noche se volvió cálida. Las almas fieles entraron sin penitencias ni crisis. Eso queda fuera. Siempre estáis ahi, sea miércoles o domingo. Siempre estáis y os podemos tocar, como a ella, que tras una hora esacasa, volvió a marcharse sin despedirse, en el mejor momento, hasta el próximo concierto.

Gracias por la noche de ayer. Cualquier día puede ser bueno.


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