La paciencia no fue una virtud muy destacada en mi juventud. Ahora no tengo más remedio que aceptarla como parte del propio tiempo.
Llevamos mucho tiempo, demasiado en silencio y eso no es bueno. La gente te olvida con demasiada rapidez. Somos Big macs.
Si no te han olvidado suelen poner algunos filtros para alejarse del posible daño que les has hecho aunque no fueras consciente de ello. Las llamadas no son contestadas, y los mensajes se pierden por el camino.
La vida continua y nosotros queramos o no...fluimos con ella.
No me gustaría volver a veros las caras con los mismos acordes. Necesitamos carne fresca. Daros mucho más de lo que os hemos ofrecido hasta la fecha.
No es fácil. Nuestras vidas han cambiado mucho en los últimos tiempos. La energía está ahora contenida y secuestrada esperándote.
La soledad nos hace daño pero de diferente manera. Queremos volver a veros y sudar juntos, gritar juntos y abrazaros fuerte. Como si fuera la última vez. Porque ella siempre está a la expectativa y te puede morder.
Os prometemos sorpresas y más rabia que nunca. El tiempo lo pide, necesitamos gritar mientras nos dejen.
Canalizar esa rabia será fácil. Dejaros ir. No se trata de violentarnos sino de jadear exhaustos nuestros buenos propósitos. Dejar la barra de los bares y los lamentos. Lanzarnos a la noche mientras la tormenta de arena que saldrá a escena os grita los nombres de los caídos antes que vosotros. No olvidéis. El rock es libertad. Es hora de que lo recuerden los señores del puro y corbata. El rock es lucha e inconformismo por el mundo que nos quieren vender.
El rock está en todos nosotros, inconformistas, luchadores, señores sin tierras. No olvidéis vuestros nombres ni quienes fueron vuestros padres. No enterréis bajo la tierra que pisáis y en ocasiones hasta escupimos, todo lo que merece la pena vivir y soñar. Tal vez haya llegado el momento de hacer algo no distinto, sino convenientemente olvidado, gritar.
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