jueves, 26 de noviembre de 2015

Walking dead music



Vivir de la música en un país como el nuestro es casi tarea imposible. Conozco a músicos que compaginan su trabajo “ordinario” con la orquesta para sacarse un plus a costa de horas y horas de carretera, sueño y no ver a la familia. Es un sacrificio que para algunos sirve como forma de pago de los estudios, caprichos o en general, facturas e hipotecas.

Un tremendo esfuerzo el de estas personas que no siempre se ve recompensado a pesar del gran impacto social que tienen y es que, un verano sin las verbenas no es un verano.

Por otro lado no puedo dejar al margen la parte que más me toca. Las bandas locales. (Nota: Este término hace más daño que bien). Decía al principio de este monólogo que vivir de la música en Spain es complicado no, lo siguiente. Si te planteas hacerlo haciendo rock, metal o estilos similares, olvídate.

No entraré en el debate de los consumos musicales. Respetable al mismo tiempo que alienante. Canibalismo endogámico en el que solo aquellos creados por la misma horma tienen opciones de conseguir algo de dignidad. El resto, a pelearse por las sobras.#No hay fórmulas mágicas

Cuando te metes en este mundo sueñas con tocar en salas repletas de gente, sueñas con la gente aplaudiendo y jaleando los temas que interpretas con toda la honestidad del mundo. El tema del dinero no entraba en mis planes. #Mamá quiero ser artista

Llega un momento en el que el hobby se transforma en algo más. No es tocar para pasarlo bien solo. Es tocar para decir algo, expresar inquietudes, temores, esperanzas. Llega ese momento del que hablaba en el que obtienes el respeto del público, tu esfuerzo se ve reflejado en shows cada vez más compactos, más “profesionales” si me permitís.

Empiezas a rodar y a rodar como un canto rodado dejándote llevar por la corriente del entusiasmo que supone llevar  tu  música a otros públicos. No sé la razón pero en algún momento tu cabeza hace “click” y se detiene por un instante. Han pasado muchos años desde el primer acorde, ya no eres el ingenuo amateur del “sí a todo”. El nivel de exigencia que tienes para ti mismo a la hora de gestionar una banda se contagia al nivel de exigencia que quieres para aquellos que quieren que seas “su banda”, me explico.

Girar por salas al igual que 8 años atrás simplemente por el mero objeto de tocar, por pasarlo bien y hacer rock puede seguir igual de vigente. La energía no se destruye, se transforma dicen. Pues bien, esa energía ahora es diferente. Cuidamos los detalles porque queremos cuidar nuestra música, protegerla. ¿La razón? No económica sino puramente sentimental. Tratar al público como nos gustaría que nos tratasen a nosotros si estuviéramos en frente del escenario. Para eso necesitamos sentirnos “apreciados”, “valorados”, “dignificados”. Nosotros dejamos tales “miserias” en el camerino. Salimos a darlo todo en medio de las adversidades pero una vez en casa piensas en todo esto.


En esta reflexión hay un componente  que se traduce en dinero pero no es solo cuestión de eso que quede claro. Dinero para tener un equipo en condiciones que no “petardee” con cada acorde, equipo que permita encontrar esa calidad de sonido necesaria para que los temas suenen como tienen que hacerlo. Lo siento, no hacemos “grunge” aunque nos encante. Dinero para pagar la gasolina y el parking donde meter la furgoneta tan amiga de los amantes de lo ajeno.
Dinero no para irnos a un estrellas michelín sino para poder cenar en condiciones. Os lo dice alguien que se pasó muchos años comiendo bocadillos en viajes de 500 km durmiendo en el pasillo de un autobús. 

Como habréis comprobado no hablo de vivir de la música sino de ponerle un precio digno a tu trabajo. Precio a nivel material e inmaterial también. ¿Cuánto cuesta una hora de psicólogo? Entre 40 -60 euros o más. Cinco minutos de un cerrajero son 90 euros o incluso más. Una hora de fisioterapia entre 25 y 35 euros. Sí, lo sé, hablo de profesionales. Nosotros no lo somos porque como decía al comienzo, vivir de la música en este país es complicado.

Muchos habréis pasado por esto: 100 euros por tocar a 200 kmde tu casa en una sala vacía en ocasiones, llena en otras. Alguno se preguntará. – “¿Pero tu flipado que te crees, Mario Vaquerizo?”-, no por supuesto que no. Ofrecemos un show, si te gusta, negocia. #Evolución

No nos planteamos ser profesionales de esto en el sentido estricto de la palabra. En mi caso soy un limitado músico amateur pero no por eso llevo un letrero de “Todo a cien”. Sé donde tengo los pies. La cuestión que planteo es donde estamos los grupos que luchan por llegar a los circuitos. Que condiciones espartanas nos ofrecen a diario y aceptamos por el típico “es lo que hay”. Me pregunto si a una banda que viene de fuera se le dice también eso.

Muchos habréis visto el típico anuncio de “local ofrece su escenario para bandas” a coste cero en todos los sentidos. Ese local ofrece a sus clientes música en directo con lo que puede atraer más clientela y generar más ingresos. La banda que toca por otro lado obtiene el poder darse a conocer, disfrutar del directo. Está bien eso. Todos ganan. Ahora bien, cuando dedicas horas a ensayar y sacrificas tanto no es suficiente.

Cuando viajas te das cuenta de nuestra egoísta forma de entender las cosas. A un músico callejero de una calle londinense le dejas caer unas monedas o billete por la calidad de su música no por “caridad”. Aquí pasa casi al contrario. Tienes que pagar por tocar y digo pagar porque en muchas ocasiones pierdes dinero en un bolo. Si trabajas y no tienes cargas familiares lo puedes sostener. Si tienes la mala fortuna de no estar currando, de no tener ingresos a ver como te planteas sacar 30 euros para pagar la gasolina en uno de esos desplazamientos de “Músicos sin fronteras”. (La banda en la que toco está muy implicada en causas solidarias, nos encanta y nos encantará siempre poder ayudar, el tema es otro).

No puedes directamente. Son tus compañeros de grupo los que asumen. Fraternidad sí pero la procesión va por dentro del que no puede aportar al grupo.

Tenemos mucho más poder del que nos otorgan.#Negocio.Tenemos la posibilidad de exigir tal vez un poco más de dignidad por nuestro trabajo / música. Todo es negociable, podemos ceder en cosas pero para ello tiene que haber un diálogo entre partes interesadas donde el poder sea equilibrado y no como si de proxenetas se trataran. O lo tomas o lo dejas. O te arriesgas o te quedas en casa. Pues bien, yo me arriesgo sin dudarlo siempre que vea que estamos todos en el mismo barco remando en la misma dirección. No seré ni quiero ser una “rock star” (me descojono con que tan sólo alguien lo insinúe), tan sólo quiero un poco de “cariño” para nuestro gremio. Si entiendes que es sólo cuestión de dinero te equivocas, son gestos, miradas y caricias. Sexo puro casi. Rock and roll.

Nota del autor: Lo aquí vomitado es fruto de no uno sino varios calentones. Es mi modesta visión que puede estar muy equivocada o no. Dependerá de tus propias experiencias.

Una solución a parte del problema: Apoyo a la cultura por parte de las instituciones públicas. Fomentar la variedad de los grupos en los circuitos promovidos con fondos públicos, unión y colaboración entre los artistas...

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